¿Se siente segura la persona que apoyas? La importancia de la seguridad para el aprendizaje y la comunicación
Cuando apoyas a una persona, especialmente una que es neurodivergente y tiene desafíos de regulación, la pregunta más importante que debes hacerte es: ¿Se siente segur@? No solo me refiero a la seguridad física, sino también a la emocional y sensorial. Un peque que no se siente seguro tiene dificultades para aprender, regularse y comunicarse. ¿Por qué? Todo esto está conectado con cómo responde el sistema nervioso.
¿Qué sucede en el cuerpo del niño o niña cuando no se siente segur@?
Nuestro cerebro tiene una función primaria: mantenernos a salvo. Cuando una persona no se siente segura, ya sea porque está emocionalmente desconectada, abrumada sensorialmente o enfrenta situaciones estresantes, su sistema nervioso activa una respuesta de lucha o huida. Esta respuesta dispara la producción de cortisol, la hormona del estrés. El cortisol es útil en pequeñas dosis, pero cuando está constantemente presente, puede tener un impacto negativo en el desarrollo y el aprendizaje del niño.
El exceso de cortisol puede afectar estas tres áreas clave:
La capacidad de concentrarse: Cuando el cuerpo está inundado de cortisol, el cerebro está en modo de supervivencia. Es difícil para el niño enfocarse en tareas escolares o en aprender nuevas habilidades cuando su sistema nervioso está ocupado manejando el estrés.
La regulación emocional: Un niño que está bajo estrés tiende a sentirse más ansioso, irritable o frustrado. Estos sentimientos lo llevan a dificultades para calmarse y regular sus emociones.
La comunicación: La ansiedad y el estrés dificultan la capacidad del niño para procesar lo que escucha y para comunicarse. Si usa métodos de Comunicación Aumentativa Alternativa (CAA), podría tener aún más dificultades para encontrar las palabras o símbolos adecuados.
Conexión emocional y regulación sensorial: Claves para la seguridad
La seguridad emocional es esencial. Un niño o niña necesita sentirse emocionalmente conectad@ con quienes lo rodean. Esta conexión le brinda una base sólida de confianza y calma que permite que su cerebro se relaje y entre en modo de aprendizaje. Si el peque no se siente seguro en este aspecto, estará en alerta constante, lo que aumenta la producción de cortisol y dificulta su capacidad de aprendizaje y comunicación.
Por otro lado, la regulación sensorial es igual de importante. Muchos niños, especialmente los neurodivergentes, son muy sensibles a los estímulos sensoriales. Un ambiente lleno de ruidos fuertes, luces brillantes o estímulos visuales intensos puede desencadenar su respuesta de estrés. Estos factores pueden saturar su sistema nervioso, provocando una sobrecarga sensorial y afectando su capacidad para concentrarse y comunicarse.
¿Cómo crear un ambiente seguro para el niño?
Rutinas predecibles y consistentes: Un ambiente predecible le brinda al niño un sentido de control y seguridad. Saber qué esperar ayuda a reducir su ansiedad. Puedes hacer esto con apoyos visuales como calendarios, tableros de anticipación, hablando, entre otros.
Fomenta la conexión emocional: Escucha a la persona, valida sus emociones y responde con empatía. Esto refuerza la confianza y la seguridad emocional. Cuanto más conectada emocionalmente se sienta, más relajada estará, lo que facilitará el aprendizaje.
Ajusta el ambiente sensorial: Observa cómo reacciona a diferentes estímulos sensoriales. Algunos niños necesitan más estímulos para estar cómodos, mientras que otros requieren un entorno más tranquilo. Ajustar el entorno en función de las necesidades individuales del niño o niña puede ayudarlo a sentirse más seguro y menos abrumado.
Creando una conexión emocional fuerte: Asegúrate de que el niño o niña sepa que está rodeada de personas que la entienden y apoyan.
El impacto positivo de un ambiente seguro
Cuando un niño se siente seguro emocional y sensorialmente, su cerebro puede funcionar mejor. El nivel de cortisol disminuye, lo que permite que las áreas del cerebro encargadas del aprendizaje, la memoria y la comunicación trabajen de manera óptima. Esto crea un espacio mental adecuado para que el niño:
- Aprenda y se concentre: Su capacidad de enfoque aumenta cuando no está lidiando con el estrés.
- Se regule emocionalmente: Un ambiente seguro le ayuda a procesar sus emociones con mayor facilidad.
- Se comunique con mayor claridad: Al sentirse calmado, puede expresarse mejor, ya sea a través de palabras, gestos o herramientas de CAA.
En resumen, para que un niño pueda aprender, regularse emocionalmente y comunicarse de manera efectiva, necesita sentirse seguro en todo sentido. Un ambiente que brinde seguridad emocional y sensorial es clave para que su cerebro pueda relajarse y aprender. Si el niño que apoyas no se siente seguro, su sistema nervioso reacciona de una manera que le impide funcionar al máximo de su capacidad.
Reflexión final
Tómate un momento para observar el entorno de quien apoyas. ¿Se siente segur@? ¿Hay personas disponibles emocionalmente en su entorno? ¿El ambiente es adecuado para sus necesidades sensoriales? Hacer estos ajustes no solo mejorará su capacidad para aprender y comunicarse, sino que también fortalecerá su bienestar general.
¿Qué pasos puedes tomar hoy para asegurarte de que la persona se sienta segura y apoyada?
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